Es posible que tengas contratado un seguro para tu hogar, coche, mascota o incluso para tu teléfono móvil. Sin embargo, muchas personas no se protegen financieramente a sí mismas ni a sus familias frente al impacto potencialmente devastador de un accidente grave, una enfermedad o la muerte.
Aunque pensar en enfermar o morir pueda parecer sombrío, garantizar que tus seres queridos estén preparados financieramente para tales eventualidades puede brindarte una tranquilidad valiosa.
Sin embargo, existen muchas ideas erróneas sobre los seguros de protección que pueden desanimarte a contratar una póliza. Aquí analizamos algunos de los mitos más comunes y cuál es la realidad detrás de ellos.
Mito 1: Las pólizas nunca pagan
Uno de los mitos más extendidos es que las pólizas no cubren las reclamaciones, ya que se cree que las aseguradoras buscarán excusas para evitar los pagos, incluso cuando el reclamo es válido.
Sin embargo, las cifras oficiales del sector contradicen esta suposición. En 2022, la industria aseguradora en España pagó un porcentaje muy alto de las reclamaciones de seguros de vida, protección de ingresos y enfermedades graves. En la mayoría de los casos, los pagos no se realizan cuando el asegurado no ha informado a la aseguradora sobre información médica relevante al momento de contratar la póliza. Por ello, es esencial ser completamente transparente al aplicar.
Mito 2: Los seguros de protección son muy caros
El coste de una póliza de protección depende del nivel de cobertura que necesites y de factores como tu edad y estado de salud. Sin embargo, estos seguros suelen ser más económicos de lo que se piensa. Comparar ofertas entre diferentes aseguradoras puede ayudarte a encontrar opciones competitivas adaptadas a tu presupuesto.
Además, hay diferentes tipos de seguros de vida. Por ejemplo, el seguro de vida temporal suele ser menos costoso que el seguro de vida entera, ya que tiene un periodo definido y no dura toda la vida. Ajustar los detalles de la póliza, como el importe del pago o la duración, también puede reducir el precio.
Mito 3: No necesito este tipo de seguro
Es fácil pensar que no te pasará nada o que, al estar sano, no necesitas un seguro de protección. Sin embargo, la planificación financiera también incluye prever situaciones como accidentes, enfermedades o fallecimiento.
¿Qué pasaría si no tuvieras un seguro y fallecieras inesperadamente? Dependiendo de tu situación, tu familia podría no ser capaz de pagar las facturas o incluso perder su vivienda por no poder cubrir la hipoteca. Un seguro puede ofrecerles una red de seguridad financiera.
Mito 4: Ya estoy protegido por mi empleo
Es posible que tu trabajo ofrezca algún tipo de cobertura, como seguro por fallecimiento que paga varias veces tu salario anual o un seguro de protección de ingresos.
No obstante, estas coberturas pueden no ser suficientes para cubrir todas las necesidades financieras de tu familia, como la hipoteca, las deudas o los gastos diarios. Además, cambiar de empleo podría significar perder esa protección. Por ello, contar con una póliza propia puede ser esencial.
Mito 5: Mi familia o pareja me cuidará
Aunque tus seres queridos puedan estar dispuestos a ayudarte, depender de ellos puede no ser sostenible a largo plazo. La pérdida de ingresos o el aumento de los gastos debido a cuidados adicionales podría generar tensiones económicas y emocionales en momentos ya complicados.
Mito 6: Soy mayor de 50 años, no puedo obtener cobertura
Aún puedes contratar seguros de protección a partir de los 50 años, aunque es cierto que las primas son más altas. Existen pólizas específicas para personas mayores, muchas de las cuales no requieren pruebas médicas ni cuestionarios de salud.
Si tienes un historial médico complicado, un corredor de seguros especializado puede ayudarte a encontrar una póliza adecuada.
Mito 7: Tengo una condición preexistente, no puedo asegurarme
Tener una enfermedad o condición preexistente no significa que no puedas obtener cobertura. Sin embargo, podrías enfrentarte a primas más altas o exclusiones específicas. Es fundamental ser honesto sobre tu historial médico, ya que ocultar información puede invalidar tu póliza.
Mito 8: Tengo un trabajo de riesgo, no puedo conseguir un seguro
El tipo de trabajo que realizas puede influir en el coste de la póliza, pero hay opciones para quienes tienen empleos de alto riesgo, como en la construcción o trabajos manuales. Además, si eres autónomo, este tipo de seguro es aún más relevante, ya que no cuentas con beneficios laborales adicionales.
Mito 9: Trabajo a tiempo parcial, no merece la pena contratar un seguro
Si tus ingresos son superiores a los apoyos gubernamentales que recibirías en caso de incapacidad, un seguro puede marcar una gran diferencia. Incluso en un hogar con dos ingresos, la pérdida de uno de ellos puede tener un impacto financiero significativo, especialmente si hay niños o personas dependientes.
Mito 10: Las indemnizaciones están sujetas a impuestos
Los pagos por seguros de vida, protección de ingresos o enfermedades críticas generalmente no están sujetos a impuestos sobre la renta. No obstante, si tu patrimonio supera ciertos valores, podría aplicarse el impuesto de sucesiones. Puedes evitar esto colocando tu póliza en un fideicomiso para que no forme parte de tu herencia.