Investigar sobre las tasas de divorcio en personas mayores de 50 años revela que este fenómeno ha aumentado considerablemente en las últimas décadas. Aunque las circunstancias personales de cada pareja varían, el proceso puede ser emocionalmente desafiante y abrumador.
Esto puede ser especialmente cierto para quienes han establecido raíces profundas a lo largo de los años, incluyendo hijos, un hogar y una red de seres queridos. Además, los aspectos financieros suelen ser más complejos a medida que se acumulan bienes y responsabilidades.
Sin embargo, aunque el divorcio genera inevitablemente cambios y alteraciones, hay maneras de abordar el proceso de manera más amistosa. A continuación, exploramos algunos de estos pasos.
1. Evita apresurar a tu pareja en el proceso
Uno de los aspectos clave para un divorcio amistoso es evitar presionar a la otra parte para avanzar rápidamente en el proceso. Al igual que con cualquier cambio importante en la vida, el divorcio es un recorrido emocional, y es poco probable que ambos estéis en el mismo estado al mismo tiempo.
La persona que inicia el divorcio probablemente ha tenido más tiempo para asimilar la idea de la separación y quizá ya esté buscando soluciones. Mientras tanto, la otra parte puede estar en una etapa inicial de aceptación y sentirse emocionalmente vulnerable. Incluso cuando la decisión es mutua, las emociones pueden variar en intensidad.
Sentimientos como el shock, la ira o la negación pueden dificultar el alcance de acuerdos. Cuanto más se presione a la otra parte, más lento puede ser el proceso. Si es necesario, buscar servicios profesionales como coaching o terapia puede ser útil, ya sea en conjunto o de forma individual, para facilitar el duelo y avanzar.
2. Evita culpar a la otra persona
El divorcio es un proceso emocional, pero culpar a la otra persona puede hacerlo más complicado y prolongado. Es preferible abordarlo como un problema compartido en lugar de buscar culpables.
El lenguaje que utilices también puede tener un impacto significativo en el ambiente del proceso. Por ejemplo, en lugar de considerar el matrimonio como un fracaso, puedes verlo como una etapa que ha llegado a su fin. Este cambio de perspectiva puede ayudar a ambas partes a mirar hacia el futuro con mayor positividad.
Si tenéis hijos en común, trata de pensar en la dinámica familiar desde la perspectiva de ser co-progenitores en lugar de ex parejas. Estos enfoques pueden marcar una gran diferencia en cómo se desarrolla el divorcio, aunque no siempre sean aplicables en todas las situaciones.
3. Define cómo dividir los bienes financieros
Una vez que decidas separarte, es necesario llegar a un acuerdo sobre cómo dividir los bienes financieros, que incluyen dinero, deudas, propiedades e incluso pensiones.
Hay diversas maneras de llegar a un acuerdo, cada una con sus ventajas e inconvenientes. Algunas parejas logran acuerdos sin ayuda profesional, lo que se conoce como un acuerdo informal. Sin embargo, este tipo de acuerdos no tiene carácter legal.
Otras opciones incluyen la mediación, negociadores especializados y abogados. En caso de que no se pueda llegar a un acuerdo, existe la posibilidad de acudir a los tribunales, donde un juez tomará la decisión final. Sin embargo, esta última opción suele ser la más costosa y menos armoniosa, por lo que debe considerarse como último recurso.
4. Decide qué hacer con la vivienda familiar
Si compartís una vivienda, hay varias opciones a considerar al separaros. Muchas parejas optan por vender la propiedad y mudarse a dos hogares independientes debido a cuestiones de asequibilidad. En estos casos, es importante tener en cuenta los costes legales adicionales y otros gastos asociados.
En otras situaciones, si aún hay hijos dependientes en casa o si uno de los miembros puede comprar la parte del otro, puede ser posible que uno de vosotros permanezca en la vivienda familiar. Sin embargo, este proceso no siempre es sencillo, ya que el traspaso de propiedad requiere demostrar a la entidad hipotecaria que la persona que se queda puede afrontar los pagos por su cuenta.
Buscar asesoramiento experto en hipotecas puede ser una buena idea para comprender mejor las opciones disponibles.
5. Adopta un enfoque considerado al dividir las pertenencias
Uno de los aspectos más emocionales del divorcio puede ser decidir qué hacer con las pertenencias compartidas. Desde muebles y vehículos hasta mascotas y libros, estas posesiones suelen tener un gran valor sentimental.
Abordar las discusiones sobre cómo dividir estas pertenencias con comprensión y respeto puede marcar una gran diferencia. Algunos encuentran útil adoptar un enfoque práctico, como hacer listas de las prioridades de cada uno o discutir qué tiene más sentido práctico.
Por ejemplo, en el caso de los muebles, considera dónde vivirá cada uno tras la separación. Si uno de vosotros se muda a una vivienda sin amueblar, puede beneficiarse más al quedarse con ciertos objetos.
Reflexiones finales
Desde la división de bienes compartidos hasta la paciencia con las emociones del otro, el divorcio nunca es un proceso fácil. Sin embargo, tomar medidas para abordar el proceso con amabilidad y comprensión puede facilitar mucho las cosas.
Si estás atravesando un divorcio, considera buscar apoyo emocional y asesoramiento especializado para ayudarte a navegar este desafío y mirar hacia el futuro con esperanza.