Cada año, miles de personas ingresan en residencias de ancianos o contratan a un cuidador para recibir apoyo en casa. Esta situación suele ser emocionalmente complicada, además de representar una carga financiera considerable.
Con frecuencia, son los familiares más jóvenes, como hijos adultos que ya rondan los 50 o 60 años, quienes deben hacerse cargo de los preparativos. Tomar decisiones financieras importantes en estos casos puede ser difícil, pero es fundamental que tanto tú como tus padres obtengáis asesoramiento experto para evitar cometer errores costosos.
A continuación, se presentan algunos aspectos clave a tener en cuenta a la hora de decidir qué tipo de cuidado necesita tu padre o madre, y cómo financiarlo.
1. Tómate tu tiempo
Muchas personas no aceptan fácilmente que necesitan cuidados. Un padre o madre con demencia, por ejemplo, podría insistir en que puede manejarse perfectamente solo, incluso cuando eres tú quien está haciéndolo todo por ellos. Pueden resistirse especialmente a los cambios repentinos, por lo que, si es posible, introducir gradualmente la idea del cuidado puede facilitar que acepten que es necesario.
Tampoco te sientas presionado a tomar decisiones rápidas sobre cómo se financiarán estos cuidados. Si han tenido que vender su casa, no es recomendable simplemente depositar el dinero en una cuenta bancaria y usarlo para pagar las cuotas de una residencia, ya que el dinero podría agotarse antes de lo esperado. Con tantas cosas en juego, lo mejor es no precipitarse y evitar arrepentimientos posteriores.
2. ¿Dónde estarán más felices?
Al buscar una residencia o un cuidador para atender a tu padre o madre en casa, es buena idea, si es posible, dejar el dinero fuera de la ecuación en las etapas iniciales. Lo más importante es que tu padre o madre se sienta a gusto en la residencia o que encuentres un cuidador con el que se lleve bien.
Investiga a fondo y busca un lugar que creas que les encajaría, o preséntales a un cuidador que creas que les agradará. Posteriormente, habla con un asesor sobre cómo podrían permitirse esta opción.
3. ¿Cómo cubrirán los costes del cuidado?
El cuidado a largo plazo es costoso, y no se puede negar. Sin embargo, la diferencia entre una residencia promedio y una realmente buena puede no ser tan grande, y con un poco de planificación financiera podría ser asequible. Considera lo siguiente:
¿Cuánto cuesta el cuidado? Los costes varían ampliamente según la ubicación y el nivel de atención proporcionado.
¿Cuánto dinero tienen tus padres? Esto incluye pensiones públicas o privadas, prestaciones, propiedades, ahorros e inversiones.
¿Cómo cubrir la diferencia? Puede que decidas utilizar los ahorros de tus padres para financiar el cuidado, pero esta decisión debe tomarse después de recibir asesoramiento experto e independiente.
4. ¿Podrían ser elegibles para apoyo financiero?
Un padre o madre que necesite atención médica continua podría tener derecho a que sus costes sean cubiertos, si cumple los requisitos para recibir ayudas específicas. Estas ayudas suelen estar destinadas a quienes presentan condiciones médicas complejas con necesidades de atención significativa y continua. Sin embargo, el proceso de evaluación es riguroso, y muchas solicitudes no tienen éxito. Aun así, merece la pena intentarlo.
5. ¿Sería adecuada una renta vitalicia?
Si no califican para recibir ayudas, una forma de cubrir los costes, aunque no sea para todos, podría ser a través de una renta vitalicia. Este tipo de plan garantiza el pago de las cuotas de la residencia mientras vivan.
Bajo este sistema, tus padres acuerdan con una aseguradora el pago de una suma inicial, generalmente proveniente de sus ahorros o pensiones, a cambio de recibir una renta vitalicia.
En resumen
Planificar cómo financiar los cuidados a largo plazo puede ser complicado. Por ello, tanto tú como tus padres o cualquier otro familiar involucrado deberían considerar buscar asesoramiento financiero profesional si tienen dudas sobre cómo proceder.