El presupuesto, en su forma más simple, consiste en analizar cuánto dinero tienes ingresando y saliendo cada mes para poder priorizar tus gastos y establecer un plan para tus finanzas.
Existen muchas formas de estructurar un presupuesto, pero aquí hemos recopilado algunas que quizás no conozcas.
Método 50-20-30
El método 50-20-30 lleva años siendo conocido, pero cobró mayor popularidad en 2005 tras su aparición en el libro de Elizabeth Warren "Todo su valor: el mejor plan monetario de por vida". Es un sistema sencillo e intuitivo que tal vez ya utilices sin siquiera saberlo.
Con este método, divides tus ingresos netos en tres partes:
50% para gastos esenciales: Aquí se incluyen gastos básicos como vivienda (alquiler o hipoteca), energía, alimentos y otros que consideres necesarios, como el transporte o las facturas médicas. Si tus gastos esenciales superan este porcentaje, sería útil buscar maneras de reducirlos.
20% para ahorros o deudas: Prioriza pagar deudas y construir un fondo de emergencia. Puedes dividir este porcentaje como prefieras entre ahorros y pagos de deudas.
30% para gastos personales: Esta categoría cubre cualquier cosa que desees, desde salir a comer con amigos hasta cubrir suscripciones o afrontar costes adicionales del día a día.
La simplicidad de este método lo hace fácil de implementar, especialmente si se automatizan tus pagos, dividiendo tu sueldo en estas tres categorías desde el momento en que lo recibes.
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Presupuesto base cero
El presupuesto base cero es común en empresas, pero también puede ser útil para tus finanzas personales.
Este método implica que cada euro que ingresas tenga un propósito asignado, de modo que al final del mes tu saldo sea cero. No significa quedarte sin dinero, sino equilibrar tus ingresos y gastos de forma perfecta.
Para empezar, toma tus ingresos mensuales y dividelos entre diferentes categorías: vivienda, alimentación, entretenimiento, ahorro, entre otras. Por ejemplo, si ganas 2.000 euros netos al mes, podrías distribuirlos así:
Vivienda: 800 €
Alimentación: 200 €
Ahorros: 200 €
Entretenimiento: 100 €
Transporte: 80 €
Otros gastos: 620 €
Este método te permite ajustar tus prioridades mes a mes según tus necesidades reales. Algunas aplicaciones bancarias incluso facilitan este tipo de presupuestación al permitirte establecer límites en cada categoría.
Presupuesto en efectivo
Este método es similar al presupuesto base cero, pero se centra exclusivamente en el uso de dinero en efectivo. Es ideal si prefieres un enfoque visual o si tiendes a gastar más de lo planeado al usar tarjetas.
El principio es simple: retiras dinero en efectivo y lo divides en sobres o cajas según las categorías de gasto que hayas definido. Una vez que el dinero de un sobre se agote, no podrás gastar más en esa categoría.
Aunque efectivo puede ayudarte a controlar tus gastos, también tiene desventajas, como el riesgo de pérdida o la ausencia de intereses.
Sin presupuesto
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Aunque suene contradictorio, no tener un presupuesto formal puede ser una estrategia para algunas personas. Esta opción es adecuada si:
Ganas considerablemente más de lo que gastas.
Tienes pocos gastos fijos o deudas.
Posees una buena autodisciplina financiera.
Bajo este enfoque, solo controlas tus ingresos y pagos esenciales, asegurándote de gastar menos de lo que ganas. Sin embargo, si decides optar por este método, asegúrate de priorizar el pago de tus facturas y reservar algo para ahorros al inicio del mes.
Presupuesto basado en valores
A diferencia de los métodos tradicionales, este enfoque te invita a alinear tus finanzas con lo que realmente valoras en la vida.
Por ejemplo, si tus prioridades son la familia, la seguridad y el medio ambiente, podrías estructurar tu presupuesto en estas categorías:
Familia: Ahorros, actividades familiares, ocio.
Seguridad: Costes de vivienda, seguros, fondo de emergencia.
Medio ambiente: Mejoras en eficiencia energética, compras responsables.
Este método no es para todos, pero puede inspirarte a asignar dinero a lo que más te importa, como cursos, actividades o causas benéficas.
Con estas alternativas, puedes explorar nuevas formas de gestionar tu dinero y adaptar tus finanzas a tu estilo de vida. Cada método tiene ventajas y desventajas, pero lo importante es encontrar el que mejor se ajuste a tus necesidades.