Las personas con discapacidad enfrentan numerosos desafíos, no solo relacionados con su condición, sino también con aspectos como la brecha salarial y la discriminación, lo que hace crucial una planificación anticipada para su jubilación.
A pesar de los esfuerzos por lograr una mayor inclusión laboral y social, las estadísticas revelan que aún persisten altas tasas de desempleo entre quienes padecen alguna discapacidad.
La mayoría de estos trabajadores se desempeña en el sector servicios, mientras que las minorías detentan puestos de trabajo en los sectores industriales y de la construcción. Un dato relevante es que la capacitación universitaria de este sector de la población. Apenas unos pocos acceden a las casas de altos estudios.
Cotización y beneficios
Para fomentar la inclusión laboral de las personas con discapacidad, existen bonificaciones y reducciones en las bases de cotización a la seguridad social que benefician a las empresas que los contratan. Estos beneficios fiscales son más significativos cuando se trata de trabajadores con discapacidad severa, mujeres, mayores de 45 años y contratos indefinidos. Las pequeñas y medianas empresas se benefician de mayores porcentajes de reducción que las grandes.
Es importante destacar que estas bonificaciones no afectan los derechos de pensión de los trabajadores, ya que la jubilación de estas personas no se ve alterada por las reducciones en las cotizaciones que la empresa recibe al contratarlas.
Adelanto de la jubilación
Los trabajadores con discapacidad reconocida pueden jubilarse anticipadamente sin penalización en la cuantía de su pensión. Este colectivo suele experimentar más inestabilidad laboral en comparación con aquellos sin discapacidad. Si un trabajador deja de cotizar debido al agravamiento de su condición, puede optar por un convenio especial, siempre que cumpla con ciertos requisitos, como tener entre 18 y 67 años o 65 años con un mínimo de cotización.
Para suscribir este convenio, el grado de discapacidad debe ser igual o superior al 33% en ciertos casos, y al 65% en otros. Además, no deben estar dados de alta en ningún régimen de seguridad social y deben estar registrados como demandantes de empleo.
Brecha salarial y planificación
La brecha salarial es otro de los obstáculos que enfrentan las personas con discapacidad. Los datos arrojan resultados preocupantes, ya que las diferencias son más pronunciadas en los casos de afecciones intelectuales.
Este diferencial tiene un impacto significativo en la pensión que recibirán al jubilarse. Por ello, a pesar de la creciente demanda de igualdad en el mercado laboral y del reconocimiento de derechos, es fundamental que las personas con discapacidad realicen una planificación adecuada de su jubilación, considerando sus ingresos futuros en relación con los gastos esperados, que tienden a ser mayores.