Un fideicomiso es una figura legal que permite a una persona, conocida como fiduciario, gestionar y distribuir los bienes y propiedades de una persona fallecida conforme a sus deseos, tal y como se establece en su testamento o en un acuerdo específico de fideicomiso. También es conocido como sustitución fideicomisaria.
En un fideicomiso, intervienen varias partes:
Fideicomitente o fiduciante: Es la persona que crea el fideicomiso, en este caso, el testador.
Heredero fiduciario: Es el primer heredero, encargado de conservar los bienes y entregarlos al siguiente heredero.
Heredero fideicomisario: Es la persona que recibirá los bienes del fideicomiso una vez este haya finalizado, de manos del heredero fiduciario.
Características clave del fideicomiso:
Obligación del heredero fiduciario: El fiduciario debe conservar los bienes y entregarlos al heredero fideicomisario, sin llegar a ser propietario de estos en ningún momento.
Inembargabilidad de los bienes fideicomitidos: Los bienes no pueden ser embargados ni afectados por las deudas del testador o del fiduciario.
Validez de los llamamientos al fideicomiso: Se pueden designar varios fideicomisarios, siempre que estén vivos cuando el testador fallezca o no superen el segundo grado de parentesco. Además, los llamamientos deben ser expresos.
Legítima y fideicomiso: La sustitución fideicomisaria no puede afectar la legítima de los herederos, salvo en el caso de hijos o descendientes con discapacidad.
Ventajas de un fideicomiso en una herencia:
Control y planificación: Permite al testador definir cómo se distribuirán los bienes tras su muerte, lo que puede garantizar que los activos se utilicen de acuerdo con sus deseos. También ayuda a optimizar la carga fiscal de los herederos mediante una distribución estratégica.
Protección de los bienes: Los bienes fideicomitidos están protegidos frente a embargos o acreedores. Esto resulta especialmente relevante si hay dudas sobre la solvencia de los herederos. Además, se preserva el patrimonio al evitar gastos innecesarios o malas decisiones financieras.
Confidencialidad: A diferencia del testamento, el fideicomiso no es un documento público, por lo que los detalles de la distribución de los bienes permanecen privados.
Flexibilidad: El testador puede modificar las condiciones del fideicomiso en cualquier momento, siempre que esté en pleno uso de sus facultades mentales. Además, el fideicomiso puede adaptarse a cambios en la familia, como el nacimiento de nuevos herederos.
Evita la sucesión intestada: Si una persona fallece sin testamento ni fideicomiso, los bienes se distribuirán según las leyes de sucesión intestada. El fideicomiso permite al testador especificar sus deseos, evitando este proceso.