Tomar la decisión entre mudarse o realizar mejoras en tu vivienda no es tarea fácil. Si te lo estás preguntando, es probable que sientas que alguna opción podría ser más adecuada para ti en este momento. Quizás tu hogar ya no se adapta a las necesidades de tu familia o puede que esté mostrando signos de desgaste.
Una posible solución sería renovar la vivienda, pero también tienes la opción de venderla y buscar una nueva. En ambos casos, el impacto económico será considerable, pero es importante tener en cuenta que tu elección podría afectar aspectos mucho más amplios, como la relación con los vecinos, las zonas escolares o incluso la distancia al trabajo.
Por eso, es esencial tomar una decisión que sea lo mejor para ti y tu familia. Aquí te dejamos algunos consejos que te pueden ayudar a evaluar ambas opciones.
1. Haz una lista de mejoras para el hogar
Empieza por hacer una lista de las mejoras que estarías dispuesto a realizar, ya sea en tu vivienda actual o en una nueva. Por ejemplo, si tu familia está creciendo, puede que necesites añadir una habitación o un baño. Si disfrutas de la cocina, pero el espacio de la que tienes es anticuado e ineficiente, tal vez sea el momento de renovarla.
Esta lista también te permitirá hacer una estimación aproximada de lo que costaría la remodelación de tu vivienda. Así podrás determinar si es una opción financieramente viable o si, por el contrario, sería más sensato vender y mudarte.
2. Conoce el mercado local
Una forma de decidir si te conviene más remodelar o mudarte es comparar el valor de tu vivienda con los precios de las casas que se están vendiendo en tu barrio.
Si las propiedades vecinas tienen un precio más elevado que el de tu hogar, una remodelación podría ser una buena inversión, ya que podrías aumentar el valor de tu propiedad para estar a la par con las demás.
Sin embargo, si ya vives en la vivienda más grande del vecindario, puede que no recuperes lo invertido en una reforma importante, especialmente si no planeas quedarte en la casa por mucho tiempo.
Esto es algo que deberás considerar con cuidado. Si, por ejemplo, tu trabajo te obliga a mudarte a otra ciudad en un futuro cercano, es posible que la venta de tu propiedad no cubra la inversión realizada en la reforma.
Además, es importante que te informes sobre las restricciones que pueda imponer tu comunidad o el municipio para realizar cambios en la vivienda. Consulta con las autoridades locales sobre los códigos de construcción y cualquier normativa que pueda afectar tu reforma. Y si vives en una comunidad de propietarios, también es recomendable preguntar a algún miembro del comité sobre las directrices para realizar mejoras en el barrio.
Si lo que necesitas es más espacio pero las restricciones urbanísticas no permiten ampliaciones significativas, tal vez la opción más sensata sea vender y comprar una casa más grande.
3. Valora el coste de las reformas
Antes de embarcarte en un proyecto de remodelación, es fundamental que obtengas estimaciones de lo que podría costarte la renovación. Existen diferentes formas de financiar las reformas, como la refinanciación de la hipoteca, un préstamo personal o utilizando tus ahorros.
Es importante que, además de calcular el coste de la reforma, tengas claro cómo la vas a financiar y si tu presupuesto se ajusta a tus necesidades.
4. Compara costes si decides vender
Si optas por vender tu propiedad, es posible que no tengas que incurrir en grandes gastos por reformas importantes, aunque aún así habrá ciertos costes asociados con la venta. Los honorarios de los agentes inmobiliarios suelen rondar el 3% del precio de venta de la vivienda, además de los gastos de mudanza, traslados y visitas a nuevas propiedades, que pueden sumarse rápidamente.
Si a estos gastos les añades el pago inicial para la nueva vivienda, verás que el desembolso puede ser bastante considerable. Sin embargo, si tienes algo de capital acumulado en tu vivienda, la venta podría ayudarte a financiar la compra de la nueva propiedad.
5. Ten en cuenta las ventajas emocionales
La decisión de mudarse o remodelar no solo tiene implicaciones económicas, sino también emocionales. Si te sientes a gusto en tu vecindario y te gustan tus vecinos, tal vez tenga más sentido hacer mejoras en tu casa y quedarte en ella.
Por el contrario, si no estás contento con la ubicación o con otros aspectos de tu vivienda que una reforma no puede solucionar, mudarse podría ser la opción más lógica.
Es importante que consideres tanto los aspectos financieros como los emocionales. Si después de evaluar ambas opciones sientes que la mudanza o la reforma no solo será una buena inversión, sino también una decisión que te haga sentir más satisfecho con tu vida cotidiana, tomarás la decisión correcta.
Conclusión
No existe una respuesta definitiva sobre si es mejor mudarse o hacer reformas. La elección dependerá de tu situación personal y de lo que más valore tu familia en este momento. Tomarte el tiempo para analizar las implicaciones económicas, logísticas y emocionales de ambas opciones te permitirá tomar una decisión más informada y adecuada a tus necesidades.