Cuando fallece un familiar, lo último que se desea es tener que gestionar trámites y lidiar con las obligaciones financieras que haya dejado pendientes. En el caso de las deudas, algunas podrían seguir activas, generando intereses, como ocurre con una hipoteca. Es importante conocer qué ocurre con este tipo de préstamos en caso de fallecimiento del titular.
Hipoteca sin seguro
Las hipotecas son deudas a largo plazo, normalmente de hasta 20 años, y puede suceder que algunas de ellas no cuenten con un seguro. En estos casos, si la propiedad está incluida en un testamento, los herederos serían los responsables de continuar con los pagos de la hipoteca.
Es importante destacar que la aceptación de una herencia no es obligatoria, sino que es un derecho. Los herederos pueden aceptarla y asumir las deudas pendientes, o, en su defecto, rechazarla por completo. También existe la opción de aceptarla con beneficio de inventario, lo que significa que se podría liquidar la hipoteca con el valor del inmueble, quedando el resto para los beneficiarios. Esta opción dependerá de las condiciones establecidas en el contrato de la hipoteca.
Hipoteca con seguro
En muchos casos, las deudas del fallecido se pueden cubrir a través de un seguro vinculado a la hipoteca. Este tipo de seguros se encarga de liquidar los pasivos cuando el titular de la hipoteca fallece, protegiendo así el patrimonio y garantizando el pago del préstamo.
Las entidades financieras suelen incluir estos seguros con el objetivo de proteger tanto al bien como a los herederos. Es recomendable, en caso de fallecimiento, que los familiares contacten con la aseguradora para hacer efectiva la póliza del seguro de vida asociado a la hipoteca.
Hipoteca conjunta con un familiar
Hoy en día, es posible solicitar una hipoteca de forma conjunta con un familiar cercano, lo que permite acceder a una financiación mayor para adquirir una vivienda de mayor valor. En estos casos, las personas que solicitan esta asistencia financiera están cubiertas por un seguro de vida asociado al préstamo. Si uno de los titulares fallece, éste se hará cargo de la deuda, siempre que la póliza cubra esa eventualidad y no haya retrasos en los pagos.
La importancia de la edad en una hipoteca
Solicitar una hipoteca es una de las decisiones financieras más importantes que una persona puede tomar, ya que la duración del compromiso puede ser de hasta 25 años. La edad mínima para adquirir una hipoteca es de 18 años, pero es fundamental tener estabilidad económica al momento de firmar el contrato, ya sea de manera individual o en pareja, para evitar dificultades a lo largo del tiempo.