El número de personas mayores que viven con cuidadores ha aumentado en los últimos años.
Cuidar a un padre o familiar anciano en casa tiene muchos aspectos positivos, pero también puede ser un ajuste costoso y estresante. La transición de trasladar a un padre anciano a tu hogar también afectará a otros miembros del hogar, por lo que es importante considerar detenidamente el impacto de antemano.
A continuación, abordaremos algunas de las consideraciones clave que pueden ayudarte a determinar si trasladar a un padre anciano a tu hogar es la decisión correcta para ti.
1. ¿Qué tipo de cuidado necesita tu ser querido?
Considerar las necesidades de tu ser querido, tanto físicas como mentales, es un primer paso importante para decidir si debe mudarse a tu hogar.
Por ejemplo, si está razonablemente sano y es bastante capaz de vivir de forma independiente, la cantidad de cuidado necesaria puede ser mínima. Además, si tienes hijos en casa, esto podría permitirles pasar tiempo de calidad con su abuelo.
Sin embargo, si tiene mayores necesidades de cuidado, es probable que asumas importantes responsabilidades diarias. Es crucial pensar en tu capacidad para proporcionar este nivel de atención.
2. ¿Qué puedes proporcionar?
No es raro que las familias quieran o se sientan obligadas a llevar a sus padres ancianos a sus hogares a medida que su salud disminuye. Cuidar de ellos es una forma de devolver algo del amor y el cuidado que has recibido a lo largo de los años.
No obstante, es importante tener en cuenta que esta inversión de roles puede ser difícil de aceptar. Aunque habrá emoción involucrada, es importante ser realista sobre cómo sería el arreglo para ambos.
Es fundamental hablar con el médico de tu padre sobre el tipo de atención que requerirá, teniendo en cuenta que esto puede aumentar con el tiempo. También debes considerar tu propio horario y límites, incluyendo compromisos como el trabajo y los hijos.

3. ¿Cómo afectará este traslado a tu relación?
Es útil reflexionar sobre la naturaleza de tu relación con tu padre y cómo vivir juntos podría impactar su dinámica. Examina tu historia y pregúntate: ¿podrías vivir juntos de manera feliz? ¿Cómo será tu relación como su cuidador? ¿Cambiará?
Si tiendes a chocar, vivir bajo el mismo techo puede no ser la mejor solución para ti y tu familia. En este caso, un servicio de cuidado a domicilio o una residencia puede ser más apropiado.
4. ¿Tu hogar puede adaptarse a sus necesidades?
Dependiendo de las necesidades mentales y físicas de tu ser querido, tu hogar puede necesitar algunas modificaciones. Es importante considerar aspectos como si hay espacio para el uso de una silla de ruedas, si el baño es accesible o si las escaleras representan un problema.
Si se requieren renovaciones en el hogar para acomodar las necesidades de tu padre, ¿es algo que puedes permitirte? Y, ¿estarías dispuesto a vivir con estas renovaciones a largo plazo?
5. ¿Cómo afectará este traslado a otros miembros de tu hogar?
Antes de trasladar a un padre a tu hogar, es importante pensar en cómo esto impactará a los demás que viven contigo. La dinámica de las actividades diarias (como usar la cocina, ir al baño o ver la televisión) se verá afectada cuando otra persona se sume.
Es útil plantear preguntas como: ¿tenemos suficiente espacio en el baño para todos? ¿Tendremos espacio para relajarnos? ¿Podremos continuar con la vida familiar como de costumbre?

6. ¿Cómo se gestionan los costos?
Tener a un familiar viviendo en tu hogar puede ser costoso. Las circunstancias financieras de cada uno son diferentes, pero es crucial pensar en cómo funcionará financieramente para reducir el estrés y asegurar que todos estén en la misma sintonía.
Puedes acordar que tu padre te pague alquiler o cubra cualquier renovación necesaria. Alternativamente, podría ser mejor combinar recursos y mudarse a una nueva propiedad que satisfaga las necesidades de todos, o solicitar la ayuda de otros familiares para contribuir al costo del cuidado.
Reflexiones finales
Trasladar a un padre anciano con necesidades de atención a tu hogar familiar no es una decisión que deba tomarse a la ligera. Desde el cambio en la dinámica de la relación hasta las alteraciones en la vida cotidiana, convertirse en el cuidador de tus padres y vivir juntos puede ser un gran ajuste.
Recuerda que, si no es la decisión correcta para ti y tu familia, no deberías sentirte culpable por ello. En muchos casos, otros servicios como cuidadores a domicilio y residencias son más adecuados para proporcionar la atención necesaria, y eso está bien.