Todos nos sentimos cansados y agotados de vez en cuando. Pero mientras que la mayoría de nosotros puede resolverlo con una buena noche de sueño o algo de tiempo para uno mismo, puede ser más complicado para quienes padecen el síndrome de fatiga crónica.
El síndrome de fatiga crónica, también conocido como encefalomielitis miálgica, es una afección de salud que provoca un cansancio extremo.
A continuación, abordaremos exactamente qué es el síndrome de fatiga crónica, sus causas, síntomas y formas de afrontarlo.
¿Qué es el síndrome de fatiga crónica?
El síndrome de fatiga crónica, también conocido como encefalomielitis miálgica, es una afección de salud a largo plazo que afecta los sistemas nervioso e inmunológico.
Aunque existen una serie de síntomas potenciales, el más común es un cansancio extremo que no mejora completamente con el descanso. Para muchas personas, esto puede impedirles realizar tareas diarias y tener un impacto significativo en la calidad de vida.
¿Cuáles son los síntomas del síndrome de fatiga crónica?
Los síntomas del síndrome de fatiga crónica pueden variar de una persona a otra. Sin embargo, algunos de los más comunes incluyen:
Sentirse extremadamente cansado todo el tiempo y tener dificultades para llevar a cabo actividades diarias como consecuencia.
Continuar sintiéndote cansado después de dormir o descansar.
Tardar mucho tiempo en recuperarse de la actividad física o el ejercicio.
Problemas para dormir, como despertarse con frecuencia durante la noche.
Dificultades con el pensamiento, la memoria y la concentración.
Algunos otros síntomas menos comunes del síndrome de fatiga crónica incluyen:
Problemas digestivos como pérdida de apetito, calambres, diarrea, estreñimiento, gases excesivos, hinchazón, indigestión y síndrome del intestino irritable.
Mareos con o sin náuseas.
Síntomas similares a los de la gripe.
Dolores de cabeza.
Dolor muscular o en las articulaciones.
Latidos cardíacos rápidos o irregulares.
La gravedad de los síntomas del síndrome de fatiga crónica puede variar significativamente e incluso cambiar de un día a otro. Por ejemplo, las personas con esta patología leve pueden ser capaces de realizar tareas domésticas ligeras, como cocinar, mientras que en casos graves, las personas pueden necesitar ayuda para comer debido a problemas con la masticación y la deglución.
Sin embargo, según la investigación, con tratamiento y cambios en el estilo de vida, alrededor del 40% de las personas experimentan una mejora en los síntomas con el tiempo.
¿Qué puede causar el síndrome de fatiga crónica y cuáles son los factores de riesgo para desarrollarla?
Actualmente, no se sabe exactamente cuál es la causa. Sin embargo, existen varias teorías sobre qué puede desencadenar su aparición o poner en riesgo a alguien de desarrollarla.
Algunas de las posibles causas o desencadenantes del síndrome de fatiga crónica incluyen:
Genética: Parece que es más común en algunas familias.
Ser mujer: La investigación sugiere que las mujeres tienen de dos a cuatro veces más probabilidades de ser diagnosticadas con esta enfermedad que los hombres.
Edad: se desarrolla más comúnmente en personas de entre 25 y 45 años.
Infecciones bacterianas, como la neumonía.
Desequilibrios hormonales.
Un sistema inmunológico debilitado.
Infecciones virales, como la fiebre glandular.
¿Cómo se diagnostica?
Debido a que los síntomas pueden ser similares a los de otras enfermedades, es importante recibir un diagnóstico de tu médico de cabecera.
Por ejemplo, a menudo se diagnostica erróneamente como depresión. Sin embargo, aunque la investigación muestra que el síndrome de fatiga crónica puede aumentar el riesgo de ansiedad y depresión debido a su impacto en la vida diaria, es importante destacar que son condiciones separadas.
No existe una prueba específica para diagnosticar, pero existen pautas claras para ayudar a los médicos.
Tu profesional de cabecera te preguntará sobre tus síntomas y tu historial médico, y realizará un examen físico para descartar otras posibles afecciones de salud. En algunos casos, también pueden ofrecerte análisis de sangre o de orina, que pueden ser útiles para descartar condiciones como la anemia, problemas renales o un hipotiroidismo.
Debido a que primero se deben descartar otras condiciones, a veces puede llevar tiempo su diagnóstico. Sin embargo, muchos pacientes reciben asesoramiento sobre cómo gestionar los síntomas mientras tanto.
¿Cómo se pueden gestionar los síntomas?
Actualmente, no existe una cura directa para el síndrome de fatiga crónica, pero sí hay formas de gestionar y aliviar los síntomas. Los métodos utilizados dependen de cómo te esté afectando. Sin embargo, un diagnóstico temprano, terapia y medicación pueden ayudar.
A continuación, veremos algunas de las opciones de manejo de los síntomas del síndrome de fatiga crónica.
Terapia cognitivo-conductual
La terapia cognitivo-conductual a veces puede ser útil para los casos leves o moderados, ayudando a las personas a explorar estrategias de autocontrol.
Las terapias de este tipo están disponibles a través del sistema de salud público, o puedes pedir a tu médico que te derive.
Sin embargo, es importante comprender que aunque esta terapia pueda ayudar a gestionar los síntomas, no es curativa.
Medicamentos
Ciertos medicamentos pueden ser útiles para aliviar los síntomas del síndrome de fatiga crónica. Esto incluye analgésicos de venta libre para ayudar a aliviar dolores de cabeza, y dolores musculares y articulares.
En casos más graves, tu médico puede recetar analgésicos más fuertes, pero se recomienda que estos se tomen solo durante un corto período de tiempo. También se pueden recetar antidepresivos para aquellos que padecen dolor y/o tienen problemas para dormir.
5 consejos para vivir con el síndrome de fatiga crónica
Junto al tratamiento profesional, los cambios en el estilo de vida pueden ayudar a gestionar los síntomas.
A continuación, exploramos algunas ideas:
1.Come una dieta saludable y equilibrada
Comer una dieta saludable y equilibrada y beber suficientes líquidos es importante para gestionar los síntomas y la energía. Aunque no existe un enfoque único para todos, hay algunos consejos generales que pueden ser útiles. Esto incluye mantenerse hidratado, limitar el consumo de cafeína y alcohol, obtener suficientes vitaminas y minerales, y priorizar los carbohidratos de bajo índice glucémico para evitar los picos de azúcar en sangre.
2.Toma medidas para mejorar la calidad de tu sueño
El síndrome de fatiga crónica a menudo se acompaña de problemas para dormir que pueden empeorar los síntomas. Por ejemplo, podrías tener dificultades para conciliar el sueño, necesitar dormir en exceso o despertar sintiéndote sin descanso. Por esta razón, hacer todo lo posible para mejorar la calidad del sueño puede ayudar a mejorar los síntomas. Consultar con un especialista y seguir sus recomendaciones puede ser útil en estos casos.
3.Considera si los cambios en el lugar de trabajo podrían ayudar
El trabajo a veces puede ser una fuente de estrés y ansiedad para las personas con esta enfermedad. Por ejemplo, podrías preocuparte por cómo tus síntomas afectarán tu concentración y productividad. Si te sientes lo suficientemente bien para trabajar, puede ser una buena idea hablar con tu empleador sobre cualquier cambio que pueda ayudarte a trabajar de manera más efectiva. Tu médico también podrá aconsejarte sobre los cambios que puedan facilitar la transición.
4.Recuerda llevar el ritmo según tus propias capacidades
El síndrome de fatiga crónica afecta a las personas de diferentes maneras, por lo que es importante hacerlo a tu propio ritmo. El autocontrol, o mantenerse dentro de tus límites de energía, es una estrategia de autocuidado diseñada para ayudar a las personas a evitar el exceso de ejercicio o actividades.
5.Busca apoyo adicional
Si sigues teniendo dificultades y deseas obtener más orientación, hay varias organizaciones que ofrecen información, consejos prácticos y apoyo.
Conclusión
El síndrome de fatiga crónica puede tener un impacto significativo en la calidad de vida. Sin embargo, aunque actualmente no existe una cura, hay cosas que se pueden hacer para mejorar los síntomas.
Recuerda, cada persona es diferente, así que es importante cuidarse y tomar las cosas a tu propio ritmo.