Emma conoció a Marcos en una aplicación de citas. A él le había encantado la foto de perfil de ella, donde sonreía abrazando a su pequeño perro Jack Russell, Sparky. La pareja empezó a intercambiar mensajes y, finalmente, decidieron verse en persona para una cita en un bar cerca de donde vivía Emma.
Fue una buena primera cita. Marcos se mostró cálido y atento: le abrió la puerta al entrar al bar e insistió en pagar la cuenta al final. Esa misma noche, le envió un mensaje para sugerir una segunda cita.
Pero Emma no estaba segura.
"Le di una respuesta ambigua", recuerda. "Había sido encantador, pero no sabía si quería volver a verle."
Si te encuentras en una situación similar, aquí tienes cinco maneras de saber si deberías dar una oportunidad a una segunda cita.
1. No fue amor a primera vista. ¿Segunda cita? Sí
El amor a primera vista suena romántico, ¿verdad? Miradas cruzadas en una sala llena de gente, desconocidos que se enamoran con un solo vistazo… Es el comienzo de grandes historias románticas como Romeo y Julieta. Sin embargo, según investigaciones, el amor a primera vista no es real.
Un estudio reveló que el amor a primera vista es en realidad una atracción física intensa y repentina. Básicamente, es lujuria. Además, las parejas que comenzaron con este "flechazo" no lograron niveles más altos de compromiso, pasión o intimidad en comparación con aquellas cuyas emociones se desarrollaron de manera gradual.
La lujuria instantánea puede ser una señal de alerta Una atracción inmediata incluso puede ser perjudicial para una relación. Los psicólogos creen que quienes nos atraen de manera tan instantánea podrían estar activando heridas emocionales pasadas.
Algo en ellos (quizás un aire distante o una personalidad despectiva) puede recordarnos a alguien que nos hirió en el pasado. Esa atracción podría ser nuestro subconsciente buscando recrear esa relación infeliz. En general, un "me cae bien" a primera vista es un mejor punto de partida para considerar una segunda cita.
Emma admitió que no se había sentido deslumbrada por el aspecto de Marcos. "Era más bajo de lo que imaginaba y su camisa necesitaba una plancha."
2. No os reísteis en la primera cita. ¿Segunda cita? Tal vez no

La risa es fundamental en una relación. No solo es divertida, también es una señal de interés, deseo y compatibilidad a largo plazo. Es una de las formas en que liberamos tensión y endorfinas. Si en vuestra primera cita no hubo ni un atisbo de risa, podrías plantearte si realmente sois compatibles.
El humor como indicador de interés mutuo Las investigaciones sugieren que usamos el humor para expresar interés por una posible pareja y comprobar si es mutuo. Un chiste puede ser, en realidad, una forma de decir: “¡Oye! Me gustas.” Y si la otra persona ríe, puede estar diciendo: “¡A mí también!”
En relaciones a largo plazo, seguimos utilizando el humor para medir el interés de nuestra pareja, como un sonar emocional que envía señales de conexión.
La risa como refuerzo del vínculo La risa es poderosa porque es involuntaria: la hemos aprendido a interpretar como una señal social confiable. Incluso los grandes simios la usan para fortalecer sus lazos sociales. Según algunos antropólogos, evolucionamos la risa para mejorar nuestras conexiones mucho antes de que pudiéramos hablar.
La cita de Emma y Marcos estuvo llena de humor. “Marcos se dio cuenta de que había notado su camisa arrugada y confesó lo estresado que estuvo eligiendo qué ponerse. Me contó sobre ropa terrible que compró durante el confinamiento y decisiones cuestionables de moda que tomó en su juventud. Me reí tanto que tuvimos que salir al jardín del bar porque una mujer cercana me miraba raro, lo que me hizo reír aún más.”
3. Te gustó quién eras durante la primera cita. ¿Segunda cita? Sí
Hay personas que te hacen sentir bien. Cuando están cerca, te sientes relajado, confiado, tranquilo. Otras pueden hacerte sentir ansioso, enfadado o estresado simplemente al entrar en una habitación.
Presencia afectiva: el impacto emocional de una persona Los psicólogos llaman "presencia afectiva" al fenómeno de cómo las emociones de una persona afectan a los demás. Si alguien maneja mal sus emociones, transmitirá su negatividad a quienes le rodean. Pero si alguien tiene alta inteligencia emocional y formas saludables de regular sus sentimientos, hará que los demás se sientan bien.
Confía en cómo te sentiste ¿Cómo te sentiste durante la cita? Una buena pareja será alguien que te haga sentir bien, aunque no estés saltando de alegría. Podrías sentirte más tranquilo o positivo.
Emma se dio cuenta del efecto positivo de Marcos a mitad de la cita. “Cuando llegué al bar, estaba cansada y agobiada. Había tenido un día muy estresante en el trabajo y prefería estar en casa con una comida preparada frente a la tele. Me dije que solo tenía que quedarme para una bebida y luego podría inventar una excusa para irme.
“Pero Marcos era tan agradable que una bebida se convirtió en dos, y terminé quedándome a cenar. Su presencia era tranquilizadora. No necesariamente sexy, pero sí calmante. Sentí que todo estaría bien.”
4. No teníamos mucho en común. ¿Segunda cita? Tal vez no

Si tu cita era muy diferente a ti, quizá no valga la pena precipitarse hacia una segunda cita. Los estudios han demostrado una y otra vez que el dicho "los opuestos se atraen" no es cierto. De hecho, las parejas más exitosas comparten entre el 82% y el 89% de sus rasgos.
5. Compartís valores. ¿Segunda cita? Sí
Los valores compartidos son aún más importantes que los intereses comunes. Una investigación demostró que cuantos más valores tiene una pareja en común, mayor es la atracción entre ellos.
Si respondes "sí" a estas preguntas clave, puedes sentirte más seguro al darle una segunda oportunidad a esa persona.