Moverse al son de la música no solo ayuda a regenerar y mantener en forma el cuerpo, sino que también eleva el estado de ánimo, reduce el estrés y mejora la concentración y la memoria.
Es sabido que la práctica del baile ayuda a la estimulación del metabolismo, aumenta la fuerza muscular e incluso refuerza el sistema inmunitario. Pero son menos conocidos los beneficios a nivel emocional.
Cuando bailamos, estamos segregando mayor cantidad de oxitocina, la hormona de la felicidad, mientras que el nivel de cortisol, hormona del estrés, disminuye. Por lo tanto, bailar actúa como un antidepresivo natural que estimula a nuestro cerebro de manera automática.
Sabemos bailar desde que nacemos
Mucha gente piensa que no sabe bailar y se avergüenza por ello. Pero en realidad, el sentido del ritmo es una capacidad innata en los humanos. Seguro que recordamos haber visto a niños muy pequeños bailar, incluso a nuestros hijos o nietos, cuando apenas se mantenían en pie.
De hecho, hay estudios que demuestran que el cerebro de un recién nacido reacciona si se interrumpe de repente el compás de una pieza musical. Así pues, los neonatos con pocas horas de vida, ya tienen sentido del ritmo.
No te olvides de bailar
Para bailar no solo se requieren habilidades corporales sino también cognitivas. Pensemos por un segundo en todo lo que tiene que procesar nuestro cerebro cuando estamos bailando. Hay que memorizar los pasos, coordinar los movimientos al son de la música, mantener el equilibrio y todo ello sin perder el ritmo ni caerse.
De hecho, la práctica del baile se introduce como refuerzo en muchos tratamientos para enfermedades neurológicas, como el párkinson o los ictus. Sirve para prevenir la pérdida de memoria y puede aliviar problemas de equilibrio o de la capacidad de andar.
Como has visto, son muchos los motivos para comenzar a bailar. Y además, ya no tienes excusa, porque todos sabemos bailar desde que nacemos y es algo que ahora no se te olvidará.
"Cuando bailas puedes disfrutar el lujo de ser tu mismo" - Paulo Coelho