Muchas veces y cada vez más a menudo, somos menos empáticos con los demás. Eso es un hecho. Es muy importante tener, en estos tiempos que corren, una conciencia más colectiva y menos individualista que es a lo que nos lleva la vida actual.Dentro de cada persona hay una circunstancia que desconocemos y la nuestra propia no siempre es favorable. Es por eso que siempre hay que intentar ser amable con el otro con simples gestos en ocasiones y en otras a través de la palabra y la forma de comunicarnos que tenemos en el día a día con nuestro entorno ya sea cercano u ocasional.
En cada momento vital nos acompaña un estado de ánimo. Hay momentos buenos y los hay muy duros, y es muy importante saberlos identificar en uno mismo y en los demás. Creo en el poder que cada uno tenemos dentro para afrontar cada situación que la vida nos plantea, pero sin embargo no siempre se tiene esa fortaleza necesaria para tirar adelante, pues depende también de muchos factores y algunos de ellos externos como el trato con los demás en lo cotidiano.
Es por eso que es para mí es muy importante reparar en el poder que pueden llegar a ejercer nuestras palabras, lo que decimos en como lo decimos. Tanto para bien como para mal. Muchas veces es preferible el silencio. Si hablamos hay que saber respetar el espacio del otro. A veces, hablamos con "la verdad por delante" sin tener en cuenta que, si ésta no es empática, se convierte en crueldad hacia la persona que tenemos enfrente.
Podemos ayudar a sanar o por el contrario podemos llegar a herir profundamente con nuestras palabras. ¿tú qué prefieres...? Yo me quedo con la primera opción.