En los últimos años, la sociedad ha experimentado infinidad de cambios. El desarrollo imparable de las tecnologías, la globalización y los efectos de las recientes crisis, han modificado los patrones clásicos del modelo familiar.
El arquetipo tradicional de familia, basado en padre, madre e hijos del mismo matrimonio, ha tenido que adaptarse al nuevo contexto social. Dando paso a un aumento de familias monoparentales (un progenitor y uno o varios hijos) y homoparentales.
Por lo que necesariamente, y unido a este desarrollo tecnológico, social y familiar, ha tenido que darse un progresivo cambio de valores que permitiese la entrada de estos nuevos modelos de convivencia.
La experiencia al servicio de la Familia
Las familias actuales están compuestas por perfiles muy distintos que ejercen sus propios roles, siempre vinculados a las emociones y los sentimientos. Pero que, a su vez, tienen unas necesidades y aspiraciones muy particulares dentro del vínculo familiar.
Especialmente los niños, son piezas pequeñas que se mueven con cierta inercia hacia las figuras con más experiencia, y que por ello pueden ser más vulnerables. Pero no solo los más pequeños de la familia necesitan un guía. Para un buen funcionamiento familiar, debe existir una figura cohesionadora, que a través de su experiencia, mantenga unos fuertes vínculos familiares.
Aquí, es cuando la figura del Senior de la Familia adquiere mayor relevancia. El rol de los abuelos debe ir más allá de cuidar de los nietos, es necesaria su experiencia vital para madurar una estrategia inteligente y generar sinergias positivas que mantengan unida a la familia.
El vínculo afectivo por encima del social
Hoy en día, está más que aceptado que no existen mejores o peores patrones de familia, sino modalidades más o menos adaptativas en función de cada uno de los momentos o etapas de la vida.
La afortunada extensión del principio de igualdad entre los miembros de una pareja, se extrapola al principio de paridad entre los hijos y promueve una mayor solidaridad entre todos los miembros de una familia.
El protagonismo del elemento afectivo por encima del social a la hora de formar una familia, genera una mayor diversidad y tolerancia, y enriquece las relaciones interpersonales.
Al final, cuanto más diverso es el modelo familiar y afectivo, más avanza y se enriquece una sociedad.
"La paz y la armonía constituyen la mayor riqueza de la familia" - Benjamin Franklin