El Día Mundial de la Libertad de Prensa existe desde 1993, gracias a la recomendación de la Conferencia General de la UNESCO. Es un día de apoyo a los medios de comunicación para evitar que sean objeto de la restricción o la abolición de la libertad de prensa.
Sirve como un recordatorio de que en muchos países de todo el mundo las publicaciones son censuradas, suspendidas o multadas, mientras que los periodistas y editores son acosados, detenidos e incluso asesinados. Recordemos que no quedan tan lejos los tiempos de censura en nuestro propio país.
El 3 de mayo es una fecha para fomentar y desarrollar iniciativas en favor de la libertad de prensa y para evaluar el estado de la libertad de expresión en todo el mundo.
Entre la libertad de expresión y la expansión del odio
Hoy en día, con la velocidad a la que se expanden las llamadas “fake news” o noticias falsas en los medios digitales, es muy fácil traspasar la fina línea entre la libertad de expresión y el discurso radical.
Recientemente, Elon Musk ha comprado Twitter por más de 44.000 millones de euros y se ha autoproclamado como "absolutista de la libertad de expresión", lo que ha alarmado a grupos de derechos humanos e investigadores que temen que Twitter pueda convertirse en una plataforma para opiniones extremistas y discursos del odio.
Censurar contenidos y prohibir a las personas expresarse con libertad, suele conllevar consecuencias negativas y tiende a exacerbar la radicalización. Las opiniones extremas han existido siempre, y aunque parezca una contradicción, quizás es mejor dejarlas campar a sus anchas para tenerlas bajo control.
El precio de estar informado
¿Dónde está el límite entre libertad y extremismo? Este es un debate que se podría hacer interminable, pero que, en sí mismo, pone de manifiesto la necesidad de moderación y responsabilidad a la hora de escribir y expresarse, tanto en el medio digital como en nuestra vida diaria. Ahora, más que nunca, adquiere mayor relevancia lo qué decimos y cómo lo decimos.
Los periodistas tienen derecho a desempeñar su profesión con independencia y los usuarios tienen derecho a acceder a la información. Y entre todos deberíamos establecer unos límites de lo que está permitido publicar y cuál es el tono más adecuado.
Igual de tóxico es ampararse en la libertad de expresión para promover discursos incendiarios, como escudarse en leyes y control parlamentario para vulnerar el derecho a la libertad de prensa. Un recurso, este último, del que abusan sobremanera la mayoría de los Gobiernos estatales.
Sea como fuere, parece que todavía hoy en día, expresarse con libertad y acceder a una información de calidad exige pagar un alto precio.
"Libertad de expresión es decir lo que la gente no quiere oír" - George Orwell